Dos mujeres: Isabel y Teresa

FORUNIVER, Foro Universitario de Otoño 2023, se ofrece de nuevo como un ámbito de encuentro y de amistad en el que nos daremos cita nuevamente para reflexionar juntos sobre un tema iluminador y sugerente:

Pudiera parecer que una mirada al pasado habría de extraviarnos lejos de nuestras preocupaciones presentes. Pero no es así. Las dos figuras a las que en esta ocasión nos acercamos emergen con una singularidad que las convierte en referentes para su tiempo y para el nuestro.

Isabel defendió el derecho de las mujeres a reinar: “Tanto monta…”. Fue un paso adelante para toda Europa. Así su hija Juana podía ser reina y, más tarde, otras en Inglaterra o en Austria o en otros principados europeos… Con ella, “libertad” es también una palabra clave: los nativos de las tierras recién descubiertas tienen derechos humanos fundamentales: dignidad, vida, libertad, propiedad… Su intuición le hizo ver que algo debía de existir en el Atlántico que daba a aquel genovés tanta seguridad, y que con una expedición no demasiado costosa podían hacerse descubrimientos como los de Madeira, Azores o Canarias. Y así, de la sombra, surgió América.

Isabel -inteligente, despierta, religiosa, íntegra- condujo a España por la via del realismo de los humanistas frente al nominalismo y sus consecuencias (el luteranismo, entre otras). Desde finales del XIV se venía llevando a cabo una reforma de la Iglesia impulsada por los jerónimos, orden a la que Isabel estuvo estrechamente vinculada. Se sumarían los benedictinos y los dominicos de Valladolid y los franciscanos reformados por Cisneros. La reina se aseguró de que el nombramiento de obispos recayera en clérigos sabios y virtuosos (impidió así que César Borgia fuera elevado a la sede de Sevilla). A este “patronato” real se debió la regeneración de las diócesis peninsulares y la evangelización de Granada y de los primeros territorios de ultramar.

Pensaba que el crecimiento interior humano debía lograrse por el ejercicio de las virtudes, sobrenaturales y humanas, por medio de la oración contemplativa y también por una intensa devoción mariana. Mostró un aprecio decisivo por la educación, favoreciendo de modo especial a las universidades de Salamanca y Valladolid -también Lérida- y creando, junto a Cisneros, la de Alcalá. Sus principales esfuerzos sin embargo se orientaron a la mejora en la formación de los clérigos y a la elevación de las prácticas religiosas y de las costumbres, por entonces muy deterioradas.

Medio siglo después, la reforma teresiana llegará como culminación de la trayectoria iniciada por la reina Católica; y lo mismo cabe decir de la floración de santidad y de vitalidad evangelizadora que tiene lugar en ese momento. Valiente y decidida, desbordante, espontánea, arrolladora…, pero también delicada, inteligente, tenaz… Teresa de Jesús siempre defendió su dignidad como mujer, su independencia y capacidad intelectual. Pero su mayor tesoro -el amor a Cristo- lo guardará en su “castillo interior”. Sintiendo que Dios le pedía fortalecer el Carmelo, inicia su reforma, que afectará a mujeres y varones, para lo que contó con la ayuda inicial de San Juan de la Cruz.

El 27 de septiembre de 1970, santa Teresa de Jesús se convirtió en la primera mujer elevada a la condición de Doctora de la Iglesia, por decisión de Pablo VI, quien declararía: "La vemos aparecer ante nosotros como una mujer excepcional que, velada en la humildad, la penitencia y la sencillez, irradia a su alrededor su vitalidad humana y su vivacidad espiritual; luego como reformadora y fundadora de una Orden religiosa, histórica y distinguida; una escritora brillante y fecunda a la vez, una maestra de vida espiritual, una incomparable e incansable contemplativa activa."

Dos mujeres vinculadas a Medina del Campo, corazón de Castilla. Referentes de grandeza espiritual, cultural y humana.

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